Nada importa,
tiempo y distancia,
simples vocablos,
inútiles palabras.
Nada importa,
transcurre el tiempo,
aumenta la distancia,
y tú a mi mente
sigues acudiendo,
como una estrella fugaz
en ocasiones,
como vela inacabable
en otras noches,
siempre retornando,
como una luz no siempre vista
por ser intermitente,
pero que como la luna,
siempre está presente.
A veces más suave,
a veces más fuerte,
peor siendo lo único,
realmente permanente.
Porque es tu luz
la que nunca muere,
alumbrando tanto que sana,
a la vez que hiere,
a un corazón
que sin tu buscarlo,
te pertenece.
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