Cuando te daba la bienvenida, te pedía que me trajeses
nuevos aprendizajes y nuevos pasos en mi vida. Nunca imaginé la forma que
escogerías para hacerlo.
Muertes, enfermedades, sustos, más muertes, rupturas,
agotamiento, estrés, bofetadas sin manos, diluvios. Eso fue lo que elegiste,
las formas que tus aprendizajes tomaron. Y hoy no puedo sino preguntarme, ¿por
qué has sido tan cruel? De todas las formas que hay de enseñar, ¿por qué fuiste
a elegir estas?
Mi vida ha dado un giro, cierto. La vida de muchas de las
personas que quiero lo han hecho. Giros que nos permitirán evolucionar, siendo
el fin de muchas cosas pero también el
comienzo de muchas otras. Comienzos que
quiero y espero nos llevarán de estas
durísimas primeras etapas que tú nos has traído, a caminos azules y amarillos
donde la sonrisa perdure y el llanto caiga en el olvido.
Dos mil dieciséis, has sido un año para olvidar. Un año que
ninguno olvidaremos, pero que jamás extrañaremos ya que has conseguido que los
buenos momentos quedasen eclipsados por los negros. Todos hemos aprendido
nuestra lección, ahora sólo deseamos decirte dos mil dieciséis: ADIOS. Esperando el 2017 como una jarra de agua
fresca donde los cambios muestren su cara más dulce, donde podamos dejar atrás
el dolor que causó su inicio para florecer como una bella flor.
Adios 2016,
extrañarte no está en nuestros planes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario