domingo, 8 de junio de 2014


Tenía miedo a perder,
sí. Tenía mucho miedo a errar.
Pero más miedo tenía
a conseguir ganar.
Eso era o que realmente
me aterraba,
la posibilidad de embarcarme
en una aventura
más fiera que cualquier mar.
Y ahora es cuando
la pena llega,
el sentimiento de pérdida
por lo que nunca se tuvo,
por lo que no se quería tener,
por lo que se deseaba tanto,
que se negaba a creer.
Escondiendo el deseo
tras esa oscura red,
que confunde al hombre
y deja escapar al pez.

Tenía miedo, si,
pero no de lo que tu crees.
Lo escondí bajo el más
común temer,
cuando en realidad,
sufría miedo a vencer;
a embarcarme en el río
del amor una nueva vez.

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