viernes, 26 de septiembre de 2008

El comienzo de las palabras

Las palabras no tienen principio ni final. El vocabulario es infinito. Los diccionarios inservibles, pues nuestro escrito es un reflejo de nosotros mismos, de todo lo que sentimos. Las manos como fuentes van extrayendo de nosotros el agua que corre desde nuestro interior, las palabras que dicta nuestro corazón.

Las palabras comienzan a formarse en el núcleo de nuestro interior, en las emociones guardadas en nuestro corazón. Maduran dentro de nosotros para ser transportadas por las sendas de la vida, por los caminos de la sangre, por los conductos que recorren nuestro cuerpo demostrando que somos seres vivos y que nosotros denominamos venas, hasta la desembocadura de nuestros sentimientos, hasta el final del río que sobrecargado de agua explota en el mar para llenarnos de paz.

Mis palabras serán guardadas por esta isla, convirtiéndola en mi espejo, en mi más fiel reflejo.

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